Como profesionales del sector de
los materiales de construcción, en
Polvero Valdezorras muy a menudo tenemos que explicar a nuestros clientes qué hay que tener en cuenta para realizar
un buen hormigón, pues aunque su elaboración parezca bastante sencilla hay
que tener en cuenta una serie de cuestiones, sobre todo, si se trata de
clientes particulares y no de expertos en reformas y construcción.
Lo que conocemos como hormigón no
es más que la mezcla de productos aglomerantes, otros agregados y agua, aunque también se le puede añadir otros líquidos
en función del resultado que se quiera obtener o de necesidades constructivas.
Su composición
El cemento portland es, sin duda,
el aglomerante más empleado para elaborar hormigón. Se trata de un polvo,
mezcla de cal y arcilla, que al mezclarse con el agua endurece y fragua. En
cuanto a los agregados, los más comunes son la arena (de distintos tamaños) y
la grava, que le aporta mayor robustez. Respecto a los aditivos sirven, como ya
hemos señalado, para modificar propiedades
del hormigón como su tiempo de secado, entre otras.
Básicamente, el hormigón no es
más que la mezcla de cemento, agua y arena o de mortero de cemento más grava. La
proporción de sus elementos suele ser de 1 parte de cemento, 0’5 de agua, 2 partes
de arena y 4 de grava. No obstante, hay que tener en cuenta que estas proporciones influyen en el resultado de la
mezcla, pues si, por ejemplo, se le echa más agua, conseguiremos un
hormigón más ligero y más manejable, pero a su vez tendrá menos resistencia.
El mezclado
Es también importante el método
que utilicemos para hacer la mezcla, pues puede realizarse de dos maneras
distintas: a través de maquinaria o de forma manual. Si no eres un experto en bricolaje, te indicamos las dos más
comunes:
Con hormigonera: el amasado se realiza a través de esta maquinaria
que se encarga de efectuar movimientos circulares para garantizar un mezclado
óptimo. Primero se vierte en ella la grava, luego la mitad del agua,
posteriormente se incorpora el cemento y la arena y, finalmente, se le añade la
restante parte de agua. En dos o tres minutos estará la masa perfectamente
elaborada.
A mano: en este caso, se mezcla previamente todos los elementos, en
seco, consiguiendo una especie de montículo. A continuación se abre un orificio
en el centro (en forma de crácter de volcán) donde se vierte el agua y,
finalmente, se mezcla todo homogéneamente con ayuda de una pala o zoleta.
En ambos casos lo más idóneo es verter
el agua poco a poco para evitar que haya un exceso de líquido que nos obligue a
tener que incorporar más cemento o áridos a la mezcla.
La mezcla del hormigón con acero se conoce como 'hormigón armado' |
Variedad de usos
El hormigón puede tener un amplio
abanico de usos, aunque los más comunes son para forjado de construcciones
(techos) o cimientos. Además, también se utilizan para la construcción de vigas
y pilares, incorporándosele en este caso en su interior barras de acero para
darle mayor resistencia. Esta técnica, tan utilizada por los profesionales del bricolaje, se conoce como hormigón armado.
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