El mármol es un material rocoso fabricado con piedra caliza a
altas temperaturas y presiones. Es uno de los materiales de construcción y decoración preferidos por su acabado brillante,
natural y elegante. Podemos encontrarlos en baldosas o grandes losas
revistiendo suelos y paredes, en colores blanco, gris o marrón, entre otros.
Es una buena alternativa al gres, pero exige un cuidado más riguroso y periódico para mantenerlo en buen estado muchos años. Para un resultado óptimo se recomienda recurrir a un profesional especializado. No obstante, puedes hacerlo tú mismo siguiendo las indicaciones que te damos a continuación.
Logra un resultado óptimo en su limpieza
Aunque es duro y resistente, el mármol es un material muy
poroso, por lo que absorbe rápidamente líquidos y manchas. Conviene evitar la
acumulación de líquidos en su superficie, pues podría deteriorar su acabado. Aunque
si actuamos con rapidez ante una mancha podremos eliminarla sin problema.
Es importante destacar que el suelo de mármol no se limpia
igual que los demás. Se recomienda un limpiado rutinario de dos veces por
semana, utilizando una solución de jabón con PH neutro y agua templada o un
limpiador específico para mármoles. Una vez que hayas terminado, asegúrate de
secar bien la superficie utilizando una mopa con un paño de microfibra, que
eliminará los restos de polvo y mejorará su acabado.
Cada cierto tiempo, deberás pulirlo y abrillantarlo para
recuperar su brillo natural. Esto debe hacerlo un profesional experimentado con
una máquina rotativa que logrará un acabado sin arañazos.
No limpies el mármol con paños rugosos o estropajos ya que
rayarían el material. Tampoco utilices productos ácidos o anti cal, pues
podrían deteriorar el material o hacer que pierda su brillo característico. Evita
también los productos con limón o vinagre a menos que el mármol se haya tornado
amarillento o tenga manchas de óxido o herrumbre. Por supuesto, no olvides
secar bien la superficie al final.
Si las manchas son más profundas, puedes utilizar una fórmula
casera pero eficaz. Prepara una mezcla de medio litro de agua caliente, medio
limón exprimido y varias gotas de vinagre blanco. Con esto y una bayeta o
estropajo suave, podrás limpiar el mármol obteniendo un fantástico resultado. Otra alternativa es hacer una mezcla pastosa de bicarbonato de sodio y agua.
Aplícala generosamente en la mancha, tápala con una lámina de plástico y deja
que repose 24 horas. Luego, retira la mezcla con una esponja y agua.
Siguiendo estas indicaciones que te damos basándonos en
nuestra experiencia profesional como polvero en Sevilla, conseguirás que el mármol de tu casa luzca como el primer
día.
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