En la mayoría de las oficinas y
locales comerciales podemos encontrar los conocidos como techos desmontables
(también llamados registrables) que están formados por placas de escayolas
sostenidas por pequeñas barras metálicas que le sirven de soporte. Son muchas
las ventajas que este tipo de cubierta interior presenta para estas construcciones, aunque también son cada vez más los particulares que apuestan
por ella. A continuación vamos a repasar algunos de los motivos que han
provocado el auge de este material del que podemos encontrar actualmente una amplia
variedad en el mercado.
Lo principal que hay que tener en
cuenta es su rapidez y limpieza de colocación, pues apenas genera la suciedad
que sí originan otras opciones como los tradicionales techos de placas de escayola sostenidas por cañas o enlucidos de yeso.
Además, permite un mejor acceso a las instalaciones (tuberías de agua, gas y
ventilación, así como cableado de electricidad) que discurra por encima de las
placas, concretamente quedarán ocultas entre ellas y el techo verdadero. En
menor medida, también influyen cuestiones estéticas, ya que pueden encontrarse
placas de muy diversas texturas.
Posibilidad de desmontaje y acceso: Es el principal punto fuerte,
aunque no todos los falsos techos (como también se conocen) presentan esta
característica. De hecho, los hay que se desmontan completamente al estar formados por piezas cuadradas que encajan entre sí; otros que se forman por una
estructura laminada y un tercer tipo que combina partes formadas por piezas
con otras sin ninguna posibilidad de desmontaje.
Habitualmente, en la elección de
un tipo u otro influyen factores como la existencia de sistemas de
climatización que requieran cierto control y acceso; tuberías y canalizaciones
a las que haya que acceder rápidamente ante una avería; o una fuerte humedad
que requiera este sistema de cubierta para aislarla del interior del
local, oficina o vivienda. No obstante, lo mejor es confiar en el criterio de
la empresa de reformas que esté
llevando a cabo el proyecto para que la elección del material sea correcta.
Rápida instalación: Otra de las ventajas, como ya hemos adelantado,
es que este tipo de techos se instala en cuestión de poco tiempo, por lo que es
más que recomendable a la hora de ejecutar proyectos exprés.
Larga conservación: Si se estropea una de las placas, por ejemplo a
causa de la humedad, solucionarlo es tan fácil como cambiar la placa afectada
por otra nueva. Así de fácil se acabará el problema en lugar de tener que
esperar varios días y generar escombros y suciedad. Por lo tanto, el
mantenimiento que requieren estos techos es mínimo.
Amplia variedad: En almacenes de materiales de construcción como el
nuestro es posible encontrar una multitud de placas de diversos tipos y
acabados. Por ejemplo, hay placas lisas o agujereadas y otras diseñadas
especialmente para absorber el sonido con el fin de aislar el espacio donde se coloque
del exterior, por eso son muy frecuente en locales de hostelería y salas de música.
Algunos de los tipos más comunes
son: placas de yeso laminado o pladur (de instalación y manipulación fácil,
aunque no muy aislantes); placas de fibra mineral (con propiedades ignífugas y
con cualidades aislantes del ruido y la humedad); placas de yeso y fibra de
vidrio (aunque no resisten bien posibles golpes aíslan acústicamente); placas
de fibra de vidrio (ignífugas y aislantes del ruido) y placas metálicas
(ligeras y de fácil manejo).
Ahorro: Por último, la instalación de este tipo de falsos techos
resulta más económico que los tradicionales de escayola o yeso, pues el ahorro en mano de obra es considerable.
Además, en los últimos
tiempos también se están imponiendo en proyectos de reformas los techos continuos de pladur o placas de yeso
laminado, que también poseen ventajas como la rapidez y limpieza de colocación,
además de que pueden instalarse instalaciones en el espacio que crean bajo el
techo real.