martes, 17 de octubre de 2017

Claves para conseguir un buen hormigón

Como profesionales del sector de los materiales de construcción, en Polvero Valdezorras muy a menudo tenemos que explicar a nuestros clientes qué hay que tener en cuenta para realizar un buen hormigón, pues aunque su elaboración parezca bastante sencilla hay que tener en cuenta una serie de cuestiones, sobre todo, si se trata de clientes particulares y no de expertos en reformas y construcción.




Lo que conocemos como hormigón no es más que la mezcla de productos aglomerantes, otros agregados y agua, aunque también se le puede añadir otros líquidos en función del resultado que se quiera obtener o de necesidades constructivas.

Su composición

El cemento portland es, sin duda, el aglomerante más empleado para elaborar hormigón. Se trata de un polvo, mezcla de cal y arcilla, que al mezclarse con el agua endurece y fragua. En cuanto a los agregados, los más comunes son la arena (de distintos tamaños) y la grava, que le aporta mayor robustez. Respecto a los aditivos sirven, como ya hemos señalado, para modificar propiedades del hormigón como su tiempo de secado, entre otras.

Básicamente, el hormigón no es más que la mezcla de cemento, agua y arena o de mortero de cemento más grava. La proporción de sus elementos suele ser de 1 parte de cemento, 0’5 de agua, 2 partes de arena y 4 de grava. No obstante, hay que tener en cuenta que estas proporciones influyen en el resultado de la mezcla, pues si, por ejemplo, se le echa más agua, conseguiremos un hormigón más ligero y más manejable, pero a su vez tendrá menos resistencia.

El mezclado

Es también importante el método que utilicemos para hacer la mezcla, pues puede realizarse de dos maneras distintas: a través de maquinaria o de forma manual. Si no eres un experto en bricolaje, te indicamos las dos más comunes:

Con hormigonera: el amasado se realiza a través de esta maquinaria que se encarga de efectuar movimientos circulares para garantizar un mezclado óptimo. Primero se vierte en ella la grava, luego la mitad del agua, posteriormente se incorpora el cemento y la arena y, finalmente, se le añade la restante parte de agua. En dos o tres minutos estará la masa perfectamente elaborada.

A mano: en este caso, se mezcla previamente todos los elementos, en seco, consiguiendo una especie de montículo. A continuación se abre un orificio en el centro (en forma de crácter de volcán) donde se vierte el agua y, finalmente, se mezcla todo homogéneamente con ayuda de una pala o zoleta.

En ambos casos lo más idóneo es verter el agua poco a poco para evitar que haya un exceso de líquido que nos obligue a tener que incorporar más cemento o áridos a la mezcla.

La mezcla del hormigón con acero se conoce como 'hormigón armado'


Variedad de usos


El hormigón puede tener un amplio abanico de usos, aunque los más comunes son para forjado de construcciones (techos) o cimientos. Además, también se utilizan para la construcción de vigas y pilares, incorporándosele en este caso en su interior barras de acero para darle mayor resistencia. Esta técnica, tan utilizada por los profesionales del bricolaje, se conoce como hormigón armado.

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